Más de trescientos jóvenes de diferentes países, culturas y criterios compartieron por medio de juegos y dinámicas que dejaban al descubierto la expresión juvenil por medio de cantos y danza. Este conjunto de expresiones permitieron interactuar promoviendo la no violencia para así poder disfrutar al máximo la convivencia.
La Danza de los Moros también dio la bienvenida a todos y todas. Se convoco un circulo donde al sonido de los tambores bailaron y corearon canciones durante una hora. La convivencia rompió fronteras creando hermanos y hermanas mesoamericanos.
Al final de la convivencia nos dirigimos a los hospedajes para ir a descansar e iniciar el otro día con toda la energía y las ganas de seguir compartiendo.
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